
El momento del Shale Oil
Vaca Muerta Sur: luz verde para la obra que podría revolucionar la exportación energética argentina
La primera soldadura del Vaca Muerta Oleoducto Sur marca el inicio de una infraestructura vital para la salida del shale oil. Se espera que la obra esté operativa para fines de 2026, con una capacidad inicial de transporte de 180.000 barriles diarios.
En un paso fundamental para la industria energética argentina, YPF concretó la primera soldadura automática del Oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS), una megaobra que permitirá transportar y exportar petróleo shale desde la formación neuquina a escala global.
Este proyecto, considerado estratégico para el desarrollo económico y energético del país, marca el inicio de una nueva etapa que transformará la matriz productiva y exportadora nacional.
El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, estuvo presente en el acto realizado en las inmediaciones de Chelforó, Río Negro, donde se dio inicio a la soldadura en la línea del ducto.
“Vaca Muerta Oleoducto Sur es estratégico para el país y es una muestra concreta de que los privados podemos financiar y construir este tipo de infraestructura, generando valor para Argentina”, destacó Marín, resaltando el compromiso del sector privado en proyectos de infraestructura de gran escala.
El Oleoducto Vaca Muerta Sur es un consorcio integrado por las principales empresas del sector energético argentino: YPF, Pan American Energy, Vista Energy, Pampa Energía, Chevron Argentina, Pluspetrol y Shell Argentina.
El proyecto contempla la construcción de un ducto de 437 kilómetros que unirá la producción de petróleo shale de Vaca Muerta con una terminal de exportación ubicada en Punta Colorada, en la costa atlántica.
Esta terminal contará con infraestructura de clase mundial, incluyendo tanques de almacenamiento con capacidad para entre cinco y seis depósitos de 120 mil metros cúbicos cada uno, además de la incorporación de dos monoboyas que permitirán la carga directa de buques tipo VLCC (Very Large Crude Carriers), que por primera vez podrán operar en territorio argentino. Esta capacidad logística representa un salto cualitativo para el país en la comercialización internacional de hidrocarburos.
Se espera que la obra esté operativa para fines de 2026, con una capacidad inicial de transporte de 180.000 barriles diarios, que se incrementará a 550.000 barriles por día en 2027. Para el año 2030, se proyectan ingresos por hasta 15.000 millones de dólares, consolidando a Argentina como un exportador global de energía y fortaleciendo su posición en el mercado internacional.
Avances y tecnología en la construcción
La ejecución del oleoducto está a cargo de la UTE conformada por Techint y Sacde, que ya logró avances significativos con más de 300 kilómetros de apertura de pista y más de 60 kilómetros de desfiles de tubos instalados.
Un aspecto innovador del proyecto es la utilización de una planta soldadora de doble junta, que permite ensamblar caños de 24 metros a partir de segmentos de 12 metros, acelerando el ritmo de trabajo y garantizando la calidad y seguridad de las uniones.
Actualmente, más de 500 trabajadores están desplegados en los distintos frentes de obra, que también incluyen la construcción de las cabeceras de bombeo en Allen y Chelforó, puntos clave para asegurar el transporte eficiente del crudo a lo largo del ducto.
En Punta Colorada, donde se levanta la terminal marítima, ya han comenzado las tareas para montar la infraestructura que permitirá almacenar y exportar el petróleo con estándares internacionales, apuntando a optimizar la logística y reducir costos operativos.
El desarrollo del Oleoducto Vaca Muerta Sur no solo implica una mejora sustancial en la capacidad exportadora argentina, sino que también genera un impacto positivo en las economías regionales, creando empleos directos e indirectos, y fortaleciendo la cadena de valor de la industria energética local.
La apuesta a la infraestructura privada para financiar y construir esta obra estratégica también refleja un modelo de colaboración público-privada que podría replicarse en otros proyectos de gran envergadura para el país.
Nota: Artículo publicado por Daniel Barneda en El Economista.
← Volver