
Triángulo del litio: por qué no se invierte más en nuevos proyectos
Las trabas regulatorias en la región y la caída de los precios internacionales constituyen dos factores clave a la hora de pensar en la llegada de nuevas inversiones.
El tablero global del litio tiene cuatro jugadores centrales: Australia, Chile, Chi¬na y Argentina, en ese orden, que concentraron más del 96% de la producción mundial, según indicó la CEPEL en su informe de 2023. Hay una diferencia importante entre recursos reconocidos y reservas.
Si se consideran los recursos reconocidos, Argentina, Bolivia y Chile cuentan con el 56% del total mundial. Pero si se suma el resto de los países de América Latina (Brasil, México, Perú), la región alcanza casi el 60% de los recursos.
Si de cifras se trata la región mantiene una participación de 52% de las reservas mundiales, pero Chile representa por sí solo el 41% de las reservas mundiales y la Argentina casi un 10%, de acuerdo con el último reporte sobre El Litio y su potencial estratégico para el desarrollo de la región publicado por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Las condiciones del mercado del litio son dinámicas. Según el informe, es posible que en los próximos años los cuatro principales países productores –Australia, Chile, China y Argentina– aumenten en términos absolutos su producción, pero decaiga su importancia en términos relativos por el aumento en la producción de países como Canadá, Estados Unidos y Zimbabwe.
Mientras que en 2021 un 37% del litio consumido a nivel mundial provino de América Latina, se espera que esta cifra se ubique en un 32% hacia 2030.
“Debido a su concentración geográfica y a su uso para las baterías claves para la electromovilidad, el litio es considerado un mineral crítico, cuyo papel estratégico despierta el interés tanto de Estados Unidos como de China y la Unión Europea, y ocupa un lugar destacado en la mesa de discusión geopolítica”, explicaron Elsa Llenderrozas y Pablo Bertin, autores del informe.
Un dato clave del Ministerio de Minería de Chile revela que los valores promedio del carbonato de litio se incrementarían paulatinamente hasta alcanzar los US$ 15.950/ton en el cuarto trimestre de 2024 y US$ 16.450/ton en 2025. Para un período de largo plazo 2029-2033 el precio alcanzaría los US$ 18.280.
La caída de los precios se debió a una serie de factores, entre los que destacan: la caída de las ventas de vehículos eléctricos; los países con los mercados automotrices más relevantes comenzaron a terminar o disminuir los subsidios para la compra de vehículos eléctricos; alza en las compras de automóviles eléctricos híbridos enchufables (PHEV); y reducción de inventarios de litio de las compañías compradoras, lo cual ha limitado la compra de mayores volúmenes y una mayor oferta de litio en el mercado debido a la entrada en operación de nuevos proyectos.
En 2023 la industria de baterías de ion litio representó el 84% de la demanda y el segmento focalizado en automóviles eléctricos dio cuenta del 62%. En 2023 se vendieron 13,8 millones de vehículos eléctricos, y se espera que en 2024 dicha cifra alcance las 16,9 millones de unidades.
China es un país relevante en la cadena de valor del litio, particularmente en lo referido a la fabricación de baterías. Además de este mineral hay otros compuestos químicos necesarios para la creación, el armado y el ensamble de los packs de baterías, todas etapas claves hacia la electromovilidad.
El trabajo del CARI detalla que además de las disparidades en cuanto al volumen de producción y su posición en el ranking mundial, los tres países del Triángulo del litio se diferencian en múltiples aspectos que hacen difícil el análisis comparado.
Otra particularidad que incide en nuestra región ha sido la gran cantidad de fusiones y adquisiciones entre empresas, por ejemplo la asociación entre la francesa Eramet con la compañía china Tsingshan; la fusión de las empresas australianas Orocobre Ltd. y Galaxy Resources, que dio origen a Allkem Ltd., mientras que la empresa china Zijin Mining Group Ltd. adquirió a la canadiense Neo Lithium.
"Los países del Triángulo tienen muchas diferencias en cuanto al marco jurídico, las iniciativas para la industrialización del litio, las normas ambientales y sociales y el régimen tributario. Pero a pesar de estas divergencias, es posible formular directrices de política orientadas a mejorar el potencial de la región y aprovechar las oportunidades que ofrece el litio para el desarrollo", expresa el documento.
Un tema central es la distancia que nos separa de los principales mercados donde el litio se termina de procesar y se elaboran baterías, así como de los grandes centros de consumo de estas en tanto producto final. Esto impulsa debates necesarios como la mejora de la infraestructura disponible, ya sea para exportar el litio por puertos del Pacífico así como para recibir insumos en dirección inversa.
La coordinación entre Argentina, Bolivia y Chile para pensar la matriz de infraestructura necesaria podría ser un interesante punto de convergencia regional. A esto podría sumarse la infraestructura digital (conectividad de internet) para las comunicaciones en los yacimientos ubicados en terreno montañoso. Ambas mejoras, físicas y digitales, podrían aumentar la productividad y derramar sobre otros sectores de las economías locales.
Nota: Artículo publicado por Daniel Barneda en El Economista.
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